Uno de los principales objetivos del proyecto fue respetar su forma, evitando modificar la huella y la volumetría del edificio, para conservar la estructura del proyecto original realizado por otra firma. Uno de los principales retos para el equipo de ESKEMA arquitectos fue resolver las nuevas necesidades de función del edificio y transformar su imagen para albergar departamentos de lujo. El principal enfoque fue lograr los máximos estándares de elegancia de acuerdo con el programa presentado.
Las solicitudes del cliente fueron las siguientes: rediseñar las fachadas, los departamentos y solucionar los problemas del núcleo de servicios por lo que la primera tarea fue lograr la mayor eficiencia espacial y encontrar el espacio que a primera vista hacía falta. En un primer paso se concentraron todos los servicios en núcleos como escaleras, ductos, cuartos de servicio, lavandería, baños y closets, para lograr la mayor amplitud y eficiencia.
En los departamentos se lograron espacios cómodos, generosos y llenos de luz; con grandes ventanas que aprovechan las vistas del paisaje y de la barranca. Se puso particular atención en evitar que la sobriedad de la elegancia diera un resultado frío y sin personalidad para lo que se propusieron acabados de alta calidad en un correcto balance entre calidez y confort como madera, piedra y acero inoxidable para lograr una atmósfera completa.
En equipo con el cliente se decidió que la imagen exterior del edificio fuera blanca para destacar en el entorno verde que lo rodea. Se instaló una fachada ventilada de ladrillo de cerámica blanco entretejido con paneles de concreto prefabricado también en color blanco. La unión de todos los elementos y el nuevo programa dieron como resultado una estructura original que ahora destaca por sus acabados, grandes ventanales y una perfecta atención a la escala y proporción. En el interior todos los detalles y la combinación de la luz con generosos espacios confortables, describen en formas el lujo solicitado por el cliente.