La Casa “KM” se sitúa en un terreno de 1367 m2 a la orilla de una cañada, gozando de una vista y orientación privilegiadas. Fue concebida como un volumen en forma de “L” generando así un “punto de confluencia”, una terraza triangular de madera de teka. Sin olvidar la privacidad de sus habitantes abre sus vistas a la cañada, logrando un estrecho diálogo entre el exterior y el interior, entre el hombre y la naturaleza. La composición de la casa se concibió simulando las piezas de un mecano, un sólo módulo rige en su volumetría, trabes y columnas unidas por cristal, paneles ligeros, muros de concreto pigmentado y terrazas de madera que generan texturas y cromaticidades que se mimetizan con la corteza y el follaje de los eucaliptos existentes, uniendo así la casa con la naturaleza del sitio. La rigurosa geometría de su composición surge de un juego de triángulos de madera, agua y concreto que originan el vestíbulo de acceso.
La retícula ordenada y modulada del mecano se libera por la membrana de cristal que no sigue los ejes, siendo ésta, la separación mínima entre la cañada y la casa. Subiendo al primer nivel se llega a un pasillo-mirador por medio del cuál se accede a la sala de t.v., las tres recámaras, virtualmente a la estancia en planta baja y a la cañada siempre presente. La fachada sur se cierra casi en su totalidad a la colindancia dejando sólo algunas ventanas en forma de ranuras para quedarse con el calor del sol y la intimidad que necesitan sólo una ranura de luz que recorre de punta a punta, este nivel irrumpe en ellas. La habitación principal domina la vista sin descuidar su privacidad dejándola en un extremo de la “L” que apunta y trata de arrojar al centro de la cañada. Todas las recámaras cuentan con estudios ubicados en un segundo nivel-tapanco, discretos a la fachada sur y abierta en su totalidad a la fachada norte, logrando un ambiente tranquilo y propicio a la concentración.