El proyecto consiste en la reestructuración de una vivienda unifamiliar de los años 60 ubicada en Lomas de Tecamachalco, al poniente de la Ciudad de México.
Las necesidades de los propietarios habían cambiado y ya no requerían una vivienda de tal superficie (mil metros cuadrados), por lo que se planteó el cambio a uso de suelo plurifamiliar con apartamentos de menor extensión.
Uno de los retos que se persiguió fue conservar tanto la fisonomía y volumetría general de la casa existente como algunos de sus elementos y materiales característicos.
Por la ubicación del proyecto, la propuesta debía enfrentarse a una serie de condicionantes del entorno: la rotonda en la que se ubica marca el cruce de cinco calles, lo que ocasiona un tráfico denso para la zona, con el ruido y falta de privacidad que eso conlleva.
Otros elementos importantes a resolver eran el asoleamiento y la protección de los vientos dominantes.
Así, el proyecto parte de la decisión de dividir en dos el volumen existente y crear el acceso a las diferentes viviendas por el vestíbulo que distribuía la antigua vivienda. Se creó un espacio exterior con comunicaciones verticales que dan acceso a los seis nuevos departamentos.
Al volumen original, en el que predomina el nivel inferior, se le aumentó una altura y se distribuyeron tres departamentos en cada uno de los dos bloques.
Los elementos característicos que se decidieron mantener fueron los escalones circulares de concreto lavado –que daban acceso a la vivienda– y el mármol blanco del vestíbulo.
La propuesta plantea una doble fachada de vidrio reflectante que, además de generar un espacio de terrazas entre el muro frontal y la doble piel, ayuda al control solar, protege de los vientos dominantes y del ruido, y crea un interesante juego de luces y sombras.