El proyecto para el rediseño de las oficinas de CRODA —una compañía internacional especializada en la producción de químicos con base natural— fue un interesante proceso en el que los arquitectos Gabriel Salazar y Fernando Castañón se involucraron con el cliente para cambiar no solamente el espacio, sino también la forma de trabajo. En el mismo espacio se tuvieron que hacer importantes modificaciones para generar un nuevo ambiente.
Para generar cambios desde el interior es muy importante que el canal de comunicación esté abierto todo el tiempo, sobre todo para transmitir hacia toda la operación las nuevas formas de trabajo que se deben implementar. Una de las principales barreras fue el cambio de oficinas cerradas a espacios abiertos, que se solucionó mediante el uso de sistemas de mobiliario tipo bench -para fomentar el trabajo en equipo- y un limitado espacio de archivo por persona para utilizar menores cantidades de papel.
Dentro del programa se incorporó un laboratorio –que ocupa la quinta parte del área rentable- muy importante para las actividades de la empresa. En este laboratorio se efectúan análisis y se hacen demostraciones y capacitaciones, ambas actividades son parte fundamental de la atención a sus clientes. Al hacer la división de los espacios se consideró que el laboratorio no fuera protagónico, pero si el eje de la productividad del espacio en un formato inusual y muy atractivo ya que este puede verse desde el área operativa.