El concepto arquitectónico del departamento se basa en la integración de espacios con el movimiento de alturas, los materiales y la iluminación.
La zonificación de las áreas se fragmenta por medio de bloques sólidos, de alturas variables que definen la distribución dentro del departamento. Dichos elementos conforman las áreas privadas y de servicio, tales como sanitarios y vestidores.
Luz, plasticidad y funcionalidad entran en perfecto balance junto con los materiales utilizados (madera, cristal, piedra y acero) que rigen como elementos delimitantes para crear distintos ambientes dentro de un mismo espacio.
Tras pasar el umbral de la puerta principal, la percepción de la ubicación de cada una de las piezas del departamento es casi inmediata. Las áreas sociales son las primeras en sorprender al usuario por la correcta composición que marca un eje compositivo por medio de un pasillo principal, el cual, con su jerarquía, divide las zonas importantes del departamento; de igual forma, los muros, que delimitan los espacios, no llegan al nivel de losa, sino que dejan ver la continuidad y así permiten una mayor amplitud en favor del confort.
La vista hacia el exterior se convierte en un elemento protagonista para la composición e integración dentro de los espacios prioritarios. La iluminación natural se convierte, entonces, en un elemento fundamental para enfatizar dichas áreas.